miércoles, 30 de diciembre de 2009

Tú...

Oscuridad, soledad, silencio... solo físicamente y dentro de mi; tranquilidad, múltiples sentimientos; experimento paz y ansiedad a la vez, me siento feliz y relajada, pienso en lo tanto que me faltas, emerges en mi vida de una manera tan peculiar...
¿Acaso he perdido la cabeza para pensar tantas maravillas de ti?, no lo creo, me has cautivado de una manera tan diferente, tan propia y adecuada, habitas en mi interior de una manera en que te vuelves mi sistema más alentador el más importante, combinada tu esencia con la mía te vuelves la representación infinita de un amor vivido, de un amor real soñado y deseado; yo soy un colibrí y tu mi vuelo; es evidente que eres mi camino: te elegí por que tu esencia inunda mi ser, por que me llenas de amor, por que el perfume de tu piel se confunde con el aire que respiro, por que habitas en mi como la luz que ilumina los pasillos de una casa al amanecer, me atiborras los minutos segundos y horas de alegría y calma.
Vives en mi mundo real, y no bastante, cohabitas también mis sueños; eres incondicional y curiosa criatura explendida y maravillosa, me seduces, me devoras; eres mi intensidad, le das forma a mi universo y cuando estas a punto de irte...
Te extraño, me faltas, te exijo te suplico no me dejes aquí sin aire no me dejes goteando sangre, has de nuevo que circule por ti, no te vayas, no te alejes y me dejes aquí; ven a mi, distrae la ausencia, dejame escuchar tu voz, sentir tu aliento, tus brazos rodeando mi cuerpo y despertando mi mundo de nuevo...

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